domingo, 22 de diciembre de 2013

SAURISQUIOS

Los dinosaurios saurisquios se caracterizaban por tener una pelvis rudimentaria, similar a la de los antiguos reptiles, con el pubis apuntando hacia delante. Tenían el cuello largo y flexible, y garras de gran tamaño en los primeros dedos de las manos y los pies. Los dedos cuarto y quinto de la mano se habían reducido o estaban ausentes (como en las aves, que sólo conservan los tres primeros dedos). Los saurisquios se clasifican en tres subórdenes principales: los terópodos, los prosaurópodos y los saurópodos. Estos dos últimos grupos a veces se incluyen en un grupo llamado sauropodomorfos.

Se clasifican en tres subórdenes:

- Terópodos
- Prosaurópodos
- Saurópodos

TERÓPODOS

Casi todos los terópodos eran bípedos y carnívoros. Algunos, como el Tyrannosaurus de la última parte del periodo cretácico, alcanzaban longitudes de hasta 12 m y llegaban a pesar 5 toneladas. Los de mayor tamaño presentaban dientes grandes y puntiagudos adaptados para descuartizar a las presas. Las huellas de los fósiles revelan que estos terópodos de gran tamaño caminaban más erguidos que los dinosaurios herbívoros grandes y se movían con mayor agilidad y rapidez. Otros terópodos, como el Compsognathus y el Deinonychus eran más pequeños. Su cráneo estrecho, y a menudo puntiagudo, sugiere que se alimentaban de animales pequeños como lagartos y crías de dinosaurio. Perseguían a sus presas y, atacándolas en manada, las descuartizaban con garras y dientes. Sin embargo, algunos tipos de terópodos de pequeño tamaño, como el Struthiomimus y sus parientes, no tenían dientes y podrían haber sido omnívoros. También las aves actuales carecen de dientes, pero no ocurría así con las primitivas, como el Archaeopteryx y el Hesperornis.

Otros terópodos, llamados raptores, disponían de potentes garras, parecidas a las de las águilas, en manos y pies. Empleaban su flexible cola como balancines para incrementar su agilidad al girar. Muchos paleontólogos opinan que las aves pueden proceder de pequeños y primitivos terópodos que a su vez fueron los antepasados de los raptores. Las pruebas de esta teoría se han visto respaldadas por el descubrimiento de un nido de Oviraptor en el desierto de Gobi. El nido contiene huesos fósiles de un Oviraptor sentado en una nidada de unos 15 huevos, en una actitud muy similar a la de las aves modernas.

Tyrannosaurus

PROSAURÓPODOS

A diferencia de los terópodos primitivos, eran herbívoros, tenían el cráneo relativamente pequeño y los dientes en forma de hoja en vez de puntiagudos. Su cuello era largo y esbelto y, al ser bípedos, podían fácilmente examinar los arbustos y plantas que se encontraban fuera del alcance de otros herbívoros. La garra larga con forma de garfio del dedo pulgar probablemente la empleaban para atraer hacia sí las ramas al alimentarse. Tenían los pies grandes y disponían de potentes garras. Los prosaurópodos más primitivos encontrados en el registro fósil habían alcanzado ya longitudes de 3 metros. A finales del periodo triásico, el bien conocido Plateosaurus había alcanzado unos 9 m y pesaba 1,8 toneladas. Durante la última etapa del triásico y la primera del jurásico, los prosaurópodos se convirtieron en los dinosaurios herbívoros de mayor tamaño.



SAURÓPODOS

Los saurópodos, entre los que se incluyen animales tan grandes como el Apatosaurus (anteriormente conocido como Brontosaurus) y el Diplodocus, descienden de los prosaurópodos. Hacia mediados del periodo jurásico ambos habían superado en peso y tamaño a los demás dinosaurios. Algunos saurópodos probablemente llegaron a medir más de 25 m y a pesar unas 90 toneladas. Eran cuadrúpedos, es decir, caminaban sobre cuatro patas, y tenían cuello y cola largos. Las patas normalmente presentaban garras en los dedos interiores, aunque en otros aspectos eran semejantes a las de los elefantes. Su columna vertebral estaba formada por huesos huecos, llenos de bolsas de aire, similares a los de las vértebras de las aves, y el cráneo era pequeño en proporción al tamaño del animal. Trituraban la comida utilizando las piedras almacenadas en la molleja, una parte de su tracto digestivo. De hecho, los saurópodos pueden ser comparados con los elefantes gigantes; los largos cuellos de los saurópodos hacían las funciones de la trompa del elefante y las piedras de la molleja actuaban como los fuertes dientes del elefante. Algunos saurópodos, como el Apatosaurus, de la última etapa del jurásico, utilizaban sus largas y finas colas como látigo para defenderse, mientras que otros las usaban como si de garrotes se tratase.

Apatosaurus+